Pocos días después de la elección presidencial de 1970, un preocupado Agustín Edwards Eastman viajó a Estados Unidos. Su objetivo era que el recién electo Salvador Allende no asumiera el poder. Llevaba años haciéndole la guerra desde el diario El Mercurio y el resto de los medios de su propiedad, los que dirigía desde 1956, luego de la muerte de su padre.
Uno de los lazos que utilizó para que el presidente Richard Nixon y su asesor de seguridad, Henry Kissinger, le prestaran oído fue Donald Kendall, presidente de la Pepsi, amigo personal de Nixon y también de él. En ese viaje Edwards estuvo en la Casa Blanca con Kissinger y luego se reunió con el director de la CIA, Richard Helms, según los registros de las conversaciones telefónicas de Kissinger en el gobierno estadounidense, desclasificadas en 2004.
Si bien en ese momento no derrocaron a Allende, el lobby de Edwards fue intenso. En medio de una campaña destinada a influir a la opinión pública en distintos países de Latinoamérica y desestabilizar gobiernos de diversas formas, en 1972 El Mercurio comenzó a recibir dinero desde Estados Unidos.
Durante el gobierno del presidente James Carter (1977-1981), una comisión del Senado estadounidense designada para investigar las operaciones gubernamentales en materia de inteligencia, emitió un informe denominado "Acción Encubierta en Chile, 1963-1973", donde se detallaban los esfuerzos de Estados Unidos a través de la CIA para, primero, evitar que Salvador Allende llegara al poder y, luego, para derrocarlo.
"Una institución chilena que fue usada dentro de la campaña generalizada contra Allende era la cadena de periódicos El Mercurio. Tanto el gobierno de los Estados Unidos como la ITT (International Telephone & Telegraph, que en 1970 había adquirido el 70% de la Compañía de Teléfonos de Chile) vertían a modo de embudo dinero en las manos de individuos asociados con el periódico. Estas subvenciones continuaron después de que Allende asumiera su cargo", señala el informe.
Respecto del rol de los dineros, el informe especifica que "la CIA gastó US$ 1.5 millones en dar apoyo a El Mercurio, el periódico de más tirada en el país y el más importante medio de propaganda contra Allende. De acuerdo con documentos de la CIA, estos intentos jugaron un papel importante en la puesta en escena del golpe militar del 11 de septiembre de 1973".