Morir no es ningún honor, sobrevivir es lo heroico, crecer sobre las heridas, tener hijos, tener éxitos, reconocer sus errores, todo eso es heroico, pero es heroico solo si uno no borra lo que fue, si uno no niega su dolor, si uno no olvida que el bien existe y el mal existe. Eso es lo que los torturadores intentaron minar en los torturados, la seguridad en sus convicciones, la fe en sus cuerpos, la integridad de sus dichos y hechos.